Para los húngaros, el Oriente es más que una mera noción geográfica. Siempre ha estado viva la conciencia de los orígenes orientales del pueblo húngaro.
Antes de la conquista de la llanura de los Cárpatos a fines del siglo IX, las tribus húngaras recorrieron las estepas durante cerca de mil años. En el curso de estas peregrinaciones parece que establecieron relaciones con los pueblos que hallaban.
El origen oriental de los húngaros se documenta inicialmente en las crónicas medievales, donde se describe al primer gobernante de Hungría como sucesor de Atila y a los húngaros como descendientes de los hunos. Fue durante el siglo XIX, con la independencia nacional y el progreso de la sociedad civil, cuando se buscó la corroboración de la identidad nacional. La cuestión de dónde residen los orígenes del pueblo húngaro y qué lenguas pueden señalarse como parientes del húngaro se convirtió en un asunto de interés general.
El siglo XIX fue un período en que florecieron los estudios orientales en toda Europa, animando a la indagación científica también en Hungría. Viajeros e investigadores húngaros se sintieron atraídos hacia el Este por la propia prehistoria de su nación y desempeñaron un importante papel en la documentación geográfica, geológica, etnológica, zoológica y botánica de Asia.